¡Poesias Genalguacil!
El guardian del bosque
Había una vez un pintoresco y encantador pueblo llamado Genalguacil, ubicado enclavado en las montañas de la provincia de Málaga, Andalucia.
Este pequeño rincón del mundo se caracterizaba por su belleza natural, sus calles empedradas y las flores que adornaban cada fachada.
Genalguacil era conocido como el "Pueblo Museo" debido a su iniciativa única.
Cada dos años, los artistas de todo el mundo se reunían en este lugar para participar en un evento especial llamado "Encuentros de Arte".
Durante este tiempo, el pueblo se convirtió en un lienzo vivo, donde los artistas crearon obras de arte efímeras en las calles, plazas y rincones ocultos.
Las esculturas, murales y exhibiciones se convertirían en parte integral del paisaje y atraerían a todas las partes visitantes.
Uno de esos artistas era Martín, un escultor talentoso y soñador procedente de un pueblo vecino Algatocín.
Martín había oído hablar del evento y decidió unirse a él, llevando consigo sus herramientas y su imaginación desbordante.
A medida que llegó a Genalguacil, se encontró rodeado de un ambiente mágico, con el sonido de la música flotando en el aire y la efervescencia creativa llenando cada esquina.
Martín encontró un lugar especial en las afueras del pueblo para crear y colocar su escultura.
Escogió un árbol viejo y retorcido como su lienzo, imaginando cómo podría transformarlo en una figura majestuosa.
Durante días y noches, Martín trabajó increíblemente, tallando y moldeando la madera hasta que finalmente su visión cobró vida.
Emergió una escultura imponente de una criatura fantástica, mitad hombre y mitad árbol, que parecía haber estado allí durante siglos.
Mientras Martín contemplaba su obra maestra, un anciano se acercó, con arrugas profundas en su rostro y una mirada llena de sabiduría.
El anciano le dijo a Martín que la figura que había creado representaba al "Guardián del Bosque", una entidad legendaria que velaba por la armonía entre los humanos y la naturaleza en los alrededores de Genalguacil.
Conmovido por la historia, Martín decidió que su escultura no debería quedarse solo en Genalguacil.
Quería compartir el mensaje de respeto y el compromiso de conservacion de que tenían por naturaleza, con otros pueblos vecinos.
Con la ayuda del anciano y los habitantes de Genalguacil, organizaron una exposición itinerante en la que la escultura del Guardián del Bosque visitaría diferentes localidades.
Así comenzó un viaje fascinante a través de los pueblos cercanos.
Cada vez que la escultura llegaba a un nuevo lugar, la comunidad se reunía para darle la bienvenida y aprender sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
Las personas se inspiraron al ver la magnífica obra de arte y se comprometieron a preservar los bosques y las áreas naturales de sus propias localidades.

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